martes, 26 de enero de 2010

Exceso en el uso del agua. Pensemos en ello.

*¿Qué es el exceso?... todo aquello que se sale de los límites o de lo lícito (http://rae.es/), y lo que termina visto como reprochable o malo.

En el uso del agua es, por tanto, que el gasto supere siempre el ingreso del recurso y sin beneficio que lo justifique, porque la tendencia sería claramente su agotamiento.

Son demasiados ejemplos de 'exceso' los que podrían enumerarse en el uso del agua, muchos de ellos (o todos?) asociados al uso indiscriminado individual (hogares, trabajo, aficiones, etc), pero pasemos al banquillo la conservación de ecosistemas, el agua necesaria para mantener vivos los bosques y las plantaciones, para ver si allí podemos hablar de 'exceso', o si hay algo que realmente sobre o se desperdicie en tales faenas ambientales.

Nuestra respuesta es simple: En la naturaleza nada sobra, todo se usa, en realidad no hay excesos, todo termina teniendo una explicación, una respuesta natural, un aprovechamiento. Sin embargo, la solidaridad de los ecosistemas con el uso del agua está en el uso racional del recurso, en la diversidad y en la preferencia de lo nativo sobre lo introducido: riegos apenas necesarios, siembra de especies nativas, diversidad de especies.

Por tanto, de aquello usado en los ecosistemas con criterios de racionalidad, diversidad y respeto por la voluntad nativa de los suelos, nada puede considerarse excesivo, y merece acompañamiento y respaldo en razón a los servicios ambientales colectivos que presta.

* Comentarios hechos a raíz de la Resolución CRA No. 491 de Ene 4/2010 (proyecto normativo), que impone desestímulos al uso irracional del agua proveniente del servicio público domiciliario, fijando para ello criterios exclusivamente de volumen de consumo de acuerdo al estrato, y no de justificación del uso, sin excepción al caso de las Reservas Naturales cuya fuente hídrica para su conservación no sea otra que el acueducto municipal.

viernes, 1 de enero de 2010

Una reflexión para iniciar 2010

La solución a los problemas ambientales del mundo es tan fácil, como que cada individuo, sin excepción, (1) tome conciencia del tema (lo estudie un poco, lo comprenda, lo viva) y (2) ejerza acciones diarias que logren compensar positivamente el impacto individual de su huella.

Todo es cuantificable (en tiempo, peso, volumen, velocidades, etcétera), pero no lo hagamos complicado, simplemente pongamos cada cual nuestra cuota, un esfuerzo real, visible, de acciones buenas, al punto que nuestra conciencia lo pueda aplaudir. De nada sirve ni vale engañarnos a nosotros mismos.

El objetivo es pues, que se logre al menos, cada día, la siguiente ecuación ambiental elemental:

LO BUENO (mayor o igual a >=) LO MALO

Fácil, ¿cierto?. El ideal que 'lo malo' sea cero, es en exceso ideal, pues por bien que nos vaya siempre habrá un poco de malgasto de recursos, uso de energías dañinas (combustibles fósiles u otros), industrias contaminantes, etcétera. Hasta las comunidades más básicas o prehistóricas hacían algo de 'lo malo'... sacrificio de animales, corte de algún árbol por alta necesidad; solo que, en ellos era algo insignificante (qué brinco tan infinitamente caótico dio la revolución industrial!).

La verdadera opción de cambio está en 'lo bueno', en actuar convencidos de esa ecuación. No se trata de regresar a lo prehistórico; se trata, simplemente, de enamorarnos de la naturaleza, de 'vibrar' en resonancia con ella, de bailar a su ritmo (y no de pretender hacerle cambiar su ritmo natural), se trata de sentirla, de escucharla, de verla bien, de comprenderla y actuar acorde a sus reglas. Es simple, basta prender nuestros sentidos ante ella.

Y decimos 'cada día', pues solo así se evita la acumulación y crecimiento del problema y del tamaño de la compensación.

Las acciones positivas o 'lo bueno', están a la mano, son realmente sencillas, lograrlo requiere solamente una pizca de voluntad, algunas ni siquiera requieren costos, solo un poco de tiempo, o mejorar los hábitos, he aquí una muestra:

  • Sembrar árboles (y asegurar su vitalidad). ¿Alguien duda de su importancia?.
  • No dañar la naturaleza inocente (no talar innecesariamente, no ensuciar ríos ni fuentes hídricas, no hacer quemas --los incendios son tenebrosos, y el riesgo es muy alto, por su facilidad, especialmente en épocas de sequía--).
  • No despilfarrar agua, ni energía; los ahorros se logran con mejores hábitos, y haciendo uso de accesorios ahorradores.
  • Poner la basura en su lugar (canecas, seleccionando en la fuente), ¡jamás en la calle!.
  • Más verde y menos cemento: más jardines, más plantas.
  • Habitar en espacios apenas necesarios; evitar lo innecesario, lo fastuoso (para qué?).
  • Menos carro, más transporte público, movilidad de a pié, o en bicicleta.
  • Menos compulsividad comercial, más re-utilización, más iniciativa.
  • Evitar uso innecesario del papel, aprovechar ayudas electrónicas.
  • Acortar distancias con la tecnología, ahorrar en viajes.
  • Construir con pensamiento ambiental, incrementar el uso de materiales no industriales, la re-utilización de elementos, evitar lo evitable (algunos pañetes, pinturas).
  • Aplicar la creatividad, el ingenio, la iniciativa; no seamos inferiores al reto.
En síntesis:
Somos imperfectos, de acuerdo, pero siempre es posible mejorar.

No dejemos la solución en manos de otros; la solución está en cada uno de nosotros, en la sumatoria de buenas acciones individuales.